La gravedad de la estenosis de la arteria carótida puede predecir en gran medida la aparición de un accidente cerebrovascular isquémico. Se ha demostrado que la endarterectomía carotídea (ACE) tiene un mayor beneficio en comparación con el tratamiento médico para prevenir los accidentes cerebrovasculares de estenosis sintomática y asintomática de la arteria carótida. Recientemente, la angioplastia de la arteria carótida con o sin colocación de stent (CAS) ha surgido como una terapia alternativa para la estenosis de la arteria carótida. La Sociedad de Accidentes Cerebrovasculares de Taiwán revisó las directrices para el tratamiento de la estenosis de la arteria carótida. Se sugiere el cribado de las arterias carótidas mediante ecografía en sujetos con múltiples factores de riesgo vascular, presencia de enfermedades de las arterias coronarias o vasculares periféricas, post radioterapia de cabeza y cuello, y post ACE o CAS. No se sugiere la realización de exámenes de detección en la población general. La angiografía cerebral sigue siendo el estándar para determinar la gravedad estenóstica de la arteria carótida. El ACE se puede realizar en pacientes sintomáticos con estenosis de la arteria carótida 70-99% y ictus perioperatorio y tasas de mortalidad inferiores al 6%. El ACE no se debe realizar en pacientes con estenosis de la arteria carótida superior al 50% y riesgos quirúrgicos altos. Se necesitan agentes antitrombóticos continuos y control de los factores de riesgo después de la intervención. Se puede considerar el CAS si los pacientes no pueden recibir ACE, post radioterapia y la presencia de estenosis en tándem. El ACE se puede realizar en pacientes asintomáticos si la complicación perioperatoria es inferior al 3%. No se recomienda el uso rutinario de CAS en pacientes asintomáticos, a menos que exista un alto riesgo quirúrgico de ACE.