Fundador
Michael Josephson fundó el Instituto Josephson en 1987 en honor de sus padres, Joseph y Edna, con fondos generados por la venta de un plan de estudios de preparación para bares y publicaciones legales privadas. Los Centros de Ética dirigidos por el Instituto se centran en la juventud (¡EL CARÁCTER CUENTA!), espíritu deportivo, negocios, servicio público y policía.
Tras la jubilación de Michael en 2019, el Centro de Rayos de la Universidad Drake se convirtió en el hogar de los RECUENTOS DE PERSONAJES.
¡CUENTA DE PERSONAJES!
¡CUENTA DE PERSONAJES! fue creada en 1992 con una coalición de 17 organizaciones educativas y de servicio a la juventud prominentes a nivel nacional. ¡Hoy en día hay cientos de organizaciones miembros y CUENTAS DE PERSONAJES! sirve a millones de niños y sus familias cada año. Es la organización de desarrollo de personajes más grande del mundo. El programa, inicialmente enfocado exclusivamente en el desarrollo de rasgos éticos fundamentales – confiabilidad, respeto, responsabilidad, justicia, cuidado y ciudadanía (los Seis Pilares del Carácter) – ha evolucionado continuamente reflejando la investigación actual y las mejores prácticas para convertirse en un programa integral de desarrollo estudiantil que abarca habilidades y rasgos académicos, sociales y emocionales, así como los Seis Pilares del Carácter.
La Declaración de Aspen
En julio de 1992, el Instituto Josephson de Ética organizó una cumbre de 3 días de líderes juveniles prominentes, educadores y académicos de educación del carácter en Aspen, Colorado. El resultado fue esta declaración, que proporcionó los principios rectores para los CONTEOS DE PERSONAJES. movimiento que actualmente llega a unos 8 millones de jóvenes. Está claro que las ocho frases que componen la Declaración son tan profundas y pertinentes como lo eran hace casi 30 años.
1. La próxima generación será la administradora de nuestras comunidades, nación y planeta en tiempos extraordinariamente críticos.
2. En tales tiempos, el bienestar de nuestra sociedad requiere de una ciudadanía implicada, atenta y con buen carácter moral.
3. Las personas no desarrollan automáticamente un buen carácter moral; por lo tanto, se deben hacer esfuerzos concienzudos para ayudar a los jóvenes a desarrollar los valores y las habilidades necesarias para la toma de decisiones y la conducta morales.
4. La educación eficaz del carácter se basa en valores éticos básicos arraigados en la sociedad democrática, en particular, el respeto, la responsabilidad, la fiabilidad, la justicia y la equidad, el cuidado y la virtud cívica y la ciudadanía.
5. Estos valores éticos fundamentales trascienden las diferencias culturales, religiosas y socioeconómicas.
6. La educación del carácter es, ante todo, una obligación de las familias y las comunidades religiosas, pero las escuelas y las organizaciones que prestan servicios a los jóvenes también tienen la responsabilidad de ayudar a desarrollar el carácter de los jóvenes.
7. Estas responsabilidades se logran mejor cuando estos grupos trabajan en conjunto.
8. El carácter y la conducta de nuestros jóvenes reflejan el carácter y la conducta de la sociedad; por lo tanto, cada adulto tiene la responsabilidad de enseñar y modelar los valores éticos fundamentales y cada institución social tiene la responsabilidad de promover el desarrollo del buen carácter.