La cirugía suele ser el tratamiento más importante y el primero en llevarse a cabo en la mayoría de los tumores de colon.
El tipo de cirugía que se puede aplicar en el cáncer de colon varía en función de su localización y de la extensión a ganglios y/u órganos vecinos.
El tratamiento quirúrgico de cualquier cáncer puede tener dos «intenciones»:
- Curativa: la cirugía tiene como objetivo principal eliminar todo el cáncer.
- Paliativa: la cirugía se realiza con el objetivo de mejorar los síntomas que produce el tumor (por ejemplo: la obstrucción intestinal).
La cirugía se realiza sobre el tumor primario, y en algunos casos, también se resecan las metástasis hepáticas y/o pulmonares y más raramente las metástasis peritoneales en situaciones muy concretas.
Pasos previos a la intervención
La cirugía a nivel del colon y recto es una intervención quirúrgica mayor, por lo que es necesario el ingreso hospitalario durante un tiempo que puede variar de un enfermo a otro. Lo más habitual es que oscile entre una y dos semanas. Asimismo, es necesaria anestesia, que siempre será de tipo general.
Antes de la intervención, es preciso realizar un estudio preoperatorio que consiste generalmente en un análisis de sangre y de coagulación, un electrocardiograma y una radiografía de tórax.
Técnicas quirúrgicas
La técnica consiste en la extirpación del segmento del colon en el que se asienta el tumor, así como un tramo de tejido normal, a cada lado de la lesión, y los ganglios linfáticos correspondientes. Posteriormente, se unen los extremos del colon para restablecer la continuidad del tubo digestivo y mantener su función.
En algunos casos, se resecan las metástasis hepáticas y/o pulmonares y más raramente las metástasis peritoneales en situaciones muy concretas.
La técnica empleada depende de la localización del tumor:
Colectomía
Es la extirpación del colon. El intestino delgado se une al resto del colon, al recto o se aboca a la piel. La colectomía puede ser:
- Hemicolectomía derecha (se reseca el colon derecho).
- Colectomía transversa (se reseca el colon transverso).
- Hemicolectomía izquierda (se reseca el colon izquierdo).
- Sigmoidectomía (se reseca el sigma).
- Resección anterior baja (se reseca la parte superior del recto).
- Amputación abdómino-perineal (se reseca la parte inferior del recto).
- Colectomía subtotal (se reseca todo el colon menos el recto).
- Panproctocolectomía (se reseca todo el colon y el recto.
Ileostomía o colostomía
Es abocar el intestino delgado o el colon a la piel del abdomen, para que las deposiciones salgan al exterior. Se coloca una bolsa que se pega a la piel. La realización de ileostomía suele ser transitoria, es decir, en un segundo tiempo se vuelve a operar y se cierra la ileostomía). La colostomía puede ser transitoria o definitiva.
La realización de colostomia definitiva no se asocia a peor pronóstico, sino a imposibilidad de unir los dos extremos del intestino por encontrarse el tumor muy cerca del ano.
Linfadenectomía
Es la extirpación de los ganglios linfáticos pericolónicos o perirrectales. Esta operación se llama linfadenectomía. La extensión de la linfadenectomía la decide el cirujano según las características del paciente, del tumor y otras consideraciones particulares.
Resección de estructuras u órganos vecinos
En ocasiones es necesaria la extirpación de órganos adyacentes al colon, como útero, ovarios, estómago, vejiga urinaria, hígado, pared abdominal, u otras estructuras. En ocasiones, cuando el cáncer colorrectal está invadiendo algunos de estos órganos no es posible operar.
Metastasectomía
Extirpación de metástasis a distancia (sobre todo hepáticas y pulmonares).
La hospitalización y recuperación dependerán de las condiciones de salud específicas de cada enfermo.
Cuando la cirugía tiene que realizarse de forma urgente, sin tiempo para preparar el tubo digestivo, como ocurre en muchos casos de obstrucción intestinal o abdomen agudo, es posible que sea necesario realizar una colostomía o Ileostomía, que como se ha explicado consiste en abocar el extremo distal del tubo digestivo a través de la pared abdominal. En un segundo tiempo quirúrgico (un tiempo después) se podrá valorar reconstruir el tránsito intestinal uniendo los cabos de intestino y cerrando la colostomía o ileostomía.
En el caso de que sea necesario hacer una colostomía, es aconsejable que hables con el personal de enfermería encargado de realizar el cuidado de la ostomía, de tal forma que te puedan resolver las dudas. En los casos en que exista una afectación hepática pequeña suele extirparse la zona de la metástasis.
¿Cómo es el postoperatorio? Efectos secundarios y recomendaciones
La cirugía del colon y recto, como la mayoría de las intervenciones quirúrgicas, no está exenta de complicaciones y de efectos adversos los cuales pueden presentarse con mayor o menor frecuencia tras la intervención. Habitualmente, no suponen un problema grave para el paciente, pero sí alteran su calidad de vida.
Cuando te despiertes de la anestesia, es normal que sientas dolor en la zona de la intervención. Generalmente, el cirujano deja pautados fármacos que te aliviarán. Si el dolor no cede es importante que lo comentes con el personal de enfermería o con el médico cuando te visite unas horas después de la cirugía. El dolor, en este caso, no indica problemas de recuperación sino simplemente que hay una herida.
El tipo de cicatriz será diferente en función del tipo de intervención realizada. La herida quirúrgica requerirá una serie de cuidados que son similares a los de cualquier cicatriz producida por otra causa. Mientras no se hayan retirado los puntos, el cuidado y limpieza de la misma, correrá a cargo del personal sanitario del hospital o del centro de salud. Una vez retirados, es aconsejable mantener una higiene similar a la del resto del cuerpo: lavado con agua y jabón.
Hasta que la herida del colon o recto cicatrice, es necesario que el paciente se mantenga hidratado y nutrido adecuadamente. Lo habitual en estos casos, es mantener los sueros y colocar una sonda nasogástrica. Se trata de un tubo largo, fino y flexible que se introduce por la nariz hasta el estómago.
Inmediatamente tras la cirugía, la sonda es útil para extraer cualquier líquido que se acumule en el estómago o intestino, evitando una sensación molesta al paciente.
Generalmente, esta sonda se retira aproximadamente pasadas 24 horas tras la intervención, ya que en la mayoría de los casos, pasado este tiempo el paciente comienza a tomar pequeños sorbos de líquidos, para poco a poco introducir una alimentación normal.
Entre las complicaciones que se pueden dar en una cirugía de cáncer de colon hay:
Complicaciones inmediatas: Como ocurre con otras cirugías mayores, después de la operación pueden surgir complicaciones. Algunos pacientes pueden tener fiebre, dolor, infección de la herida abdominal o perineal, infecciones abdominales o pulmonares, sangrado, problemas de cicatrización, trombosis u otras complicaciones.
En muchas ocasiones, estas complicaciones se resuelven con tratamiento médico, pero en ocasiones es necesario volver a operar para eliminar la causa que está produciendo la complicación.
Complicaciones tardías: La resección del colon o/y del recto es una cirugía mayor no exenta de complicaciones inmediatas y tardías.
- Se pueden modificar los hábitos intestinales, y tener cierta tendencia a la diarrea. En otras ocasiones, se produce estreñimiento.
- Los pacientes con ileostomía o colostomía tendrán las molestias e inconvenientes de la bolsa.