No hay vacuna para prevenir la enfermedad de Chagas.
Sin embargo, las siguientes herramientas de prevención y control son útiles dependiendo de la(s) zona (s) geográfica (s) afectada (s):
- rociado con insecticida de casas y áreas circundantes;
- mejoras en el hogar para prevenir la infestación por vectores (como enlucido de paredes e instalación de pisos de concreto y techos de hierro corrugado);
- buenas prácticas de higiene en la preparación, transporte, almacenamiento y consumo de alimentos;
- medidas preventivas personales como mosquiteros;
- cribado de donantes de sangre;
- pruebas de donantes y receptores de órganos, tejidos y células;
- cumplimiento de los protocolos de seguridad estándar (usar batas de laboratorio, guantes, mascarillas, gorras y anteojos) para la prevención de accidentes de laboratorio
Además, las herramientas clave para el control de la transmisión congénita son el cribado de mujeres embarazadas infectadas y la detección temprana de posibles infecciones en neonatos (prevención secundaria) y sus hermanos para proporcionar un diagnóstico y tratamiento tempranos.
El diagnóstico de un recién nacido infectado se puede hacer al nacer detectando parásitos directamente en el cordón umbilical o la sangre venosa del bebé o cuando el bebé tiene 8 meses de edad detectando anticuerpos contra T. cruzi.
En las zonas donde también se transmite la malaria, se ha implementado recientemente un sistema de vigilancia de la enfermedad de Chagas. Técnicos de microscopía de malaria han sido capacitados para identificar parásitos de T. cruzi en películas de malaria y detectar la enfermedad de Chagas aguda en casos individuales. A través de ellos, también se pueden detectar y controlar posibles brotes de transmisión alimentaria y zonas de transmisión activa de la enfermedad.