La diabetes se clasifica de acuerdo con la presencia de hiperglucemia como resultado de anomalías en la producción de insulina, la acción de la insulina o una combinación de ambos. La diabetes tipo 1 (DT1) es una categoría y se define como una destrucción autoinmune de las células beta del páncreas, que causa deficiencia total de insulina. En un estado no diabético, el páncreas es estimulado para producir insulina por el aumento de los niveles de glucosa en sangre. Por lo tanto, una persona sin diabetes puede comer una barra de caramelo grande con un refresco regular y su páncreas producirá suficiente insulina para compensar la ingesta adicional de carbohidratos, manteniendo así los niveles de glucosa en sangre en un rango normal (objetivo: 80-130 mg/dL antes de la comida; menos de 180 mg/dL después de la comida). Dado que el cuerpo es incapaz de producir insulina en la diabetes tipo 1, el paciente depende de la insulina exógena, que se inyecta según sea necesario a lo largo del día.
Normalmente, la aparición de la DT1 es abrupta y puede ocurrir a cualquier edad, sin embargo, es más común antes de los 30 años. Los síntomas clásicos incluyen pérdida de peso, poliuria, polidipsia, polifagia y cetoacidosis. Una emergencia médica que ocurre con mayor frecuencia en pacientes con diabetes tipo 1 es la cetoacidosis diabética (CAD) en la que los valores de glucosa estarán por encima de 300 mg/dL. Los síntomas incluyen cetosis, acidosis y deshidratación. La detección generalizada de la DT1 no es práctica debido a la baja incidencia y al inicio abrupto.6