Con mayor frecuencia, los bultos en la aorta cerca del corazón se encuentran por accidente. ¿Debería hacerse la prueba de detección de esta condición rara pero peligrosa?

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La aorta, el vaso sanguíneo más grande del cuerpo, surge de la cámara de bombeo izquierda del corazón y luego se curva hacia arriba y sobre el corazón en un arco suave. En algunas personas, un punto débil en la pared de la aorta hace que el vaso se abombe hacia afuera como un neumático de bicicleta desgastado. Llamada aneurisma torácico, esta condición sigilosa se desarrolla lenta y silenciosamente, y rara vez causa síntomas. Y mientras que algunos aneurismas torácicos son relativamente inofensivos, otros causan problemas catastróficos. Se estima que una de cada 10.000 personas tiene un aneurisma torácico, aunque se desconoce la prevalencia exacta.

«La mayoría de los aneurismas torácicos se descubren en una prueba de imagen realizada por alguna otra razón», explica el Dr. Eric Isselbacher, profesor asociado de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y codirector del Centro de Aorta Torácica en el Hospital General de Massachusetts. Por ejemplo, un aneurisma puede ser visible en un ecocardiograma (ecografía cardíaca) que se realiza durante la prueba de latidos cardíacos irregulares. Debido a que la afección es tan poco común, no tiene sentido realizar pruebas para detectar un aneurisma torácico en todos los pacientes. Pero ciertas personas se enfrentan a un riesgo mayor que otras (consulte «¿Quién necesita hacerse la prueba?»).