La vida puede ser difícil. Los trabajos se pierden, las relaciones se tensan, los seres queridos fallecen. Las cosas no salen como deberían. Cuando los tiempos se ponen difíciles, muchas personas acuden a un consejero, además de familiares y amigos, para obtener el apoyo que tanto necesitan.
Pero no todos los consejeros de la misma. Todos los Consejeros Profesionales con Licencia (LPC) pasan por una capacitación rigurosa y un proceso de licencia estatal, pero cada uno empleará estrategias diferentes y cada uno tendrá su propia visión del mundo única.
Como cristiano, ¿le importa la visión del mundo de su consejero? Si ya eres un consejero cristiano, ¿cómo afecta tu visión del mundo a tu interacción con los clientes?
Mientras que los consejeros no cristianos pueden ser el apoyo y la ayuda que necesitan las personas en medio de la lucha, los consejeros cristianos ofrecen una base única y esencial en el amor y la verdad. Ya sea que usted sea un cristiano que busca asesoramiento o un cristiano que es un consejero, aquí están las características de lo que hace a un buen consejero cristiano. Pueden sonar familiares.
Los consejeros cristianos profesionales buscan modelar el espíritu y el carácter de Jesucristo en lo que dicen y hacen como aconsejan. Siguiendo el ejemplo de Cristo, encarnan:
- Amor: Los cristianos llevan las cargas de los demás. En tiempos de sufrimiento, se vuelve especialmente importante cuidar, invertir y llevar estas cargas junto con los demás, y esto claramente se traslada al entorno de asesoramiento.
- Honor: Mientras caminan con personas heridas, los cristianos lo hacen con honor e integridad. Los consejeros cristianos mantienen una alianza terapéutica adecuada y un código de ética de consejeros. En última instancia, los consejeros deben tratar a sus clientes con el respeto que se merecen, tratándolos como Cristo los trataría.
- Fe: El asesoramiento cristiano eficaz requiere los recursos espirituales de fe, oración y adoración. Los consejeros cristianos se acercan a Dios para permanecer en sintonía con su dirección en la relación terapéutica. La fe también proporciona al consejero una esperanza profundamente arraigada de que Dios puede obrar en personas pecaminosas y atribuladas.
- Compasión: Los consejeros deben tener compasión cuando se encuentran con el «verdadero yo» de sus clientes, lo bueno y lo malo. Al ver los peores elementos de una persona, o al descubrir su profunda vergüenza, los consejeros deben mostrar una compasión abrumadora por las personas quebrantadas hechas a imagen de Dios.
- Humildad: Un corazón humilde está en el centro de un consejero eficaz. Con el fin de cuidar eficazmente a las personas que llegan a ellos desde lugares de vulnerabilidad en medio de la lucha, una postura de humildad se vuelve de suma importancia.
Estos elementos de un consejero cristiano son, por supuesto, principios bíblicos fundamentales para el corazón de cualquier seguidor de Cristo. Dicho esto, es importante que un consejero cristiano los encarne bien. Al involucrar a las personas en su sufrimiento y vulnerabilidad, los consejeros eficaces pueden actuar como un catalizador para la transformación del corazón de Dios.